El paisaje sonoro de Ai (I)
Entrega I: Antes de la llegada de la autovía
A rosa la conocimos en la sesión de grabaciones de toques de campánas organizada por la asociación os Chichisos en A Ínsua. Cuando habla de su tierra, igual que hace todo el muno, se le llena el pecho de orgullo, aunque últimamente no puede evitar un cierto aire melancólico al hablar de Ai, de sus campos, de Vacamorta, de Renda, Montecelo… Normal. Dentro de no demasiado tiempo, y si no hay ningun milagro que lo impida, todos esos lugares, junto con la tranquilidad de la vida campestre y silvestre que los acompaña, van a ser cicatrizados por una autovía de cuatro carriles de progreso que unirá Vilagarcía de Arousa, en Pontevedra, con la autopista AP-9. Consciente de ello, Rosa se puso en contacto con escoitar.org para intentar, cuando menos, conservar la riqueza del paisaje sonoro de estos campos y bosques, antes de ser atravesados por la mano del progreso.
Acudimos a la llamada de Rosa un soleado viernes del mes de marzo, en plena primavera. Y nos paseamos por esos campos que todavía estaban llenos de vida natural a primeras horas del día. Así, pudimos comprobar in situ, y grabar para la posteridad, el paisaje sonoro de este desconocido rincon de la tierra gallega.
A continuación os presentamos los sonidos que fueron grabados ese día, junto con unas pequeñas puntillas, proporcianadas por la propia Rosa.
Grabaciones de campo
Los tres primeros sonidos que presentamos, son tomas que fueron realizadas por nuestra propia cuenta y riesgo, antes de encontrarnos con nuestra guía, Rosa. Se corresponden al paisaje sonoro que una mañana de primavera cualquiera San Lorenzo puede escuchar desde la iglesia que tiene dedicada en Nogueira, en el ayuntamiento pontevedres de Meis. Las tomas fueron realizadas desde distintas posiciones del campo que rodea a la iglesia.
Atrio de la iglesia de San Lorenzo – Toma 1
Temprano en la mañana, en el atrio de la iglesia de San Lorenzo. Los pájaros saludan con gran alegría la llegada de un nuevo día. Por la pequeña carretera que dá acceso a la iglesia, algún coche pasa, seguramente con gente que va a trabajar. A lo lejos, como queriendo competir con los pájaros, algún perro ladra. Tambien un tímido cuco aparece, pero muuuuy suave, como queriendo no molestar. Los gallos cantan a lo lejos, anunciando a los que todavía no se han despertado la llegada de un nuevo día. Unos atrevidos cuervos pasan casi al lado mismo de nuestro grabador. De fondo, omnipresentes, los graves del run run producido por el pasar de los coches por la autovía.
Atrio de la iglesia de San Lorenzo – Toma 2
Sigue siendo temprano por la mañana. En el atrio de la iglesia, desde otra posición, los pajaros no se cansan de interpretar su particular sinfonía. A lo lejos, el tráfico ronroneante de la autopiasta, llena de graves los sones naturales del lugar: gallos, mirlos, pegas, cuervos, perros… Paisaje sonoro natural de una mañana cualquiera bien tempranito.
Atrio de la iglesia de San Lorenzo – Toma 3
Una toma desde el campo exterior de la iglesia, pero esta vez con el grabador apuntando hacia la autopista: los sonidos del tráfico se hacen muy presentes, llenándolo todo de un colchón de sonidos mecánicos e industriales, que suenan, amenazadores, sobre los sonidos naturales del lugar: Pájaros, perros, gallos… Un sinfin de melodías que saludan el despertar de un día primaveral. De cuando en vez, algunas pisadas, algún coche, una moto arrancando… sonidos que delatan que, a pesar de la relativa tranquilidad del lugar, el ser humano no anda muy lejos.
Una vez llegada Rosa, ya tuvimos una guía mejor informada que nosotros, peregrinos extranjeros. Gracias a ella, pudimos realizar unas grabaciones más específicas de la zona cuyo paisaje va a ser modificado por la construcción de la autovía.
Campos de la Vacamorta (Vacamuerta)
Visitamos primero los campos de Vacamorta, donde los pájaros parecían estar locos. Cantaban, cantaban y cantaban, sin parar, como borrachos de frescor y primavera, solete y buen rollito. Cada uno, con su propio trinar, su propia voz, su estilo personal, su historia… ajenos, todos ellos, a la desgracia que, en breve, se les avecina a estos lugares. Alla a lo lejos, se escuchan los estallidos de los rastrojos que algún vecino de la aldea de Ai está quemando en la zona de Fontefría, aprovechando que todavía no quema mucho el sol. Mientras, los gallos cantan, según Rosa en la casa de Canuto o en la de Sabarís. Más arriba, un perro ladra, marcando su territorio ante algún extraño. Poco a poco, desde lejos, surge un tractor que aporta el contrapunto mecánico al paisaje, pero que parece no querer molestar, y se integra perfectamente con el resto de sonidos que componen el paisaje. Algún coche pasa, despacito, despacito, sin querer hacerse notar. A lo lejos, la autopista, con su run run, sin saber, que está tan cerca de Ai.
Campos de Ai
El tractor que escuchábamos en la toma anterior era de un vecino curioso que se paró a hablar con nosotros, mientras hacíamos una de las tomas. Dejamos al tractor marchar, desapareciendo poco a poco en la lejanía, y los pájaros y sus cantos vuelve a ser los reyes del paisaje sonoro del lugar. Algún gallo perdido muy a lo lejos, y de cuando en vez, un coche pasando, seguro que llevando a alguien al trabajo, aunque despacio, sin prisas, que la carretera no es de esas que valga para ir corriendo. De fondo, casi imperceptibles, los sonidos mecánicos de la prisa moderna a lo largo de la autopista. De repente, en medio de la toma, alguien empieza a quemar «fieitos»: estallidos y crujidos chisporroteantes que inquietan a los perros de la aldea. En definitiva, una mañana de primavera en una pequeña aldea gallega que se despereza.
Bordes del Montecelo
Nos movemos un poco, y en esta grabación nos encontramos en la zona que los lugareños llaman Renda, en las faldas del Montecelo. A estas horas de la mañana, en plena primavera, los pájaros dominan el paisaje sonoro. Hai algún motor que suena a lo lejos, pero que no puede competir con el concierto de melodias acusticas que interpretan los pájaros esta mañana. De vez en cuando, llegan los ecos de algún camión pesado que pasa a toda pastilla por la autovía, dejando el espectro de los armónicos graves lleno de barullos mecánicos. A Los pájaros, parece darles igual: cantan y cantan sin descanso saludando la mañana, ya acostumbrados, parece, a ser vecinos sonoros del progreso de los seres humanos.
Iglesiario de Renda
Ahora estamos en la zona del iglesiario de Renda. Desde aquí se escucha a algún vecino afanarse con la motosierra, mientras un sin fin de pájaros componen una melodía llena de timbres y colores. Un gallo, a lo lejos, anuncia que aún hace poco que amaneció, y de lejos, el timido barullo del tráfico de la autopista, que nos recuerda que no estamos muy lejos de la civilización. Algún pescadero toca a lo lejos el claxon en su reparto matinal, mientras los pájaros, a montones, no dejan de regalar nuestro oido con sus trinos y cantos.
Piedra de San Lorenzo
Ya de vuelta, nos detenemos, cual peregrinos, ante la Piedra de San Lourenzo. Esta piedra tiene una mágica historia que nos cuenta Rosa: «…tiene unos pequeños horificios en la parte superior y un estrangulamiento en el pilar, como si fuese para amarrar algo. Cuenta la leyenda, muy conocida por la gente del lugar, que, en tiempos remotos, el mar llegaba hasta aquí, y que San Lorenzo llegó por mar y amarró su barca en esta piedra. Antes (la piedra) estaba en medio de unas fincas cerca del lugar donde se puede ver ahora, y como estorbaba para labrar, los campesinos la movieron… y los que hicieron eso se enfermaron y murieron. Dicen ademas, que el día de San Lorenzo, antes de salir el sol, aparecen ascuas alrededor de ella». Ajenos a la leyenda, los pájaros cantan alegremente. Los hay de todos los tipos, timbres, colores e intensidades. A lo lejos, tímidamente, el motor de algún coche parece querer romper la uniformidad del paisaje, o el pescadero, que con el claxón de su coche nos recuerda que tiene género fresco para vender, y que no estamos tan lejos del mundo civilizado. Civilización que sentimos más presente cuando, de repente, arranca un generador de correinte al que acompaña, como atraido por él, una motocicleta que pasa.
Próximamente
Este es el resultado de una serie de grabaciones realizadas antes de que la gran infraestructura fuese construida. Para que quede constancia y memoria sonora de como era Ai antes de la llegada de la autovía. Este trabajo se completara (sic!) con la realización de otros similares en el momento en el que se inicien las obras y una vez estas hayan terminado, para poder comparar la evolución del paisaje antes, durante y despues de la autovía.
Agradecementos
A Rosa de la asociación Vaipolorio, sin cuya colaboración la realización de este trabajo no habría sido posible.
LLamamiento
Si igual que Rosa cerca de tu zona hay algun paisaje sonoro que está a punto de desaparecer o de sufrir una importante transformación, y te gustaría que intentásemos recogerlo y documentarlo antes del cambio, puedes ponerte en contacto con nosotros en este correo: info@escoitar.org e intentaremos hacer un trabajo similar a este.