[En palabras de…] Brian Eno
«Realicé un experimento. Desde que lo hice, estoy convencido de que es un ejercicio recomendable. Llevé un grabador DAT a Hyde Park y cerca de Bayswater grabé un fragmento de cualquier sonido que se produjera: coches pasando, perros, gente. No le presté demasiada atención y me fui a casa a escucharlo en mi reproductor. De repente tuve esta idea. ¿Qué ocurriría si tomo una sección -una sección de 3 minutos y medio, la duración de un single- e intento aprenderla? Y esto fue lo que hice. Lo puse en SoundTools e hice un fundido inicial, lo dejé sonar durante 3 minutos y medio e hice un fundido final. Empecé a escucharlo, una y otra vez. Así, en cualquier sitio que estuviera trabajando podría escucharlo. Lo grabé en un DAT veinte veces o más, para que sonase constantemente. Intenté aprenderlo, exactamente como haría con un tema musical: oh si, ese coche, acelera el motor, las revoluciones en el motor aumentan y entonces ese perro ladra, y ahora escuchas esa paloma desaparecer por aquella esquina. Fue un ejercicio extremadamente interesante, sobre todo porque descubrí que puedes memorizarlo. Algo que es completamente arbitrario y está desconectado, con suficientes escuchas, adquiere coherencia. Puedes imaginar perfectamente que fue compuesto por alguien: «perfecto, puso ese fragmento allí y ese patrón está justo en ese mismo momento en que está sucediendo. ¡Brillante! Desde que lo hice, puedo escuchar las cosas de un modo diferente. Es como ponerse en el papel de un receptor de arte, simplemente decidiendo, ahora yo ocupo ese lugar».
Brian Eno (citado en Toop, David: Ocean of sound. London: Serpent Tail. 2001. Pag. 129)