Grabación: «Roxar O Forno»
«Roxar O Forno» es un documento sonoro sobre los hornos comunitarios que todavía hay en algunos pueblos de Galicia. El archivo se registró durante la fiesta popular de Langullo, el día grande del pueblo en el que todos los vecinos usan esta propiedad.
En primer lugar debemos situar este espacio físico dentro de la propia comunidad, en el caso de Langullo es una casa independiente en el centro del mismo. Aquí, como se cuenta en la grabación, una persona, normalmente el «pedamio» del pueblo (el interlocutor entre los vecinos y el alcalde de la comarca), es la encargada de preparar el horno para que tome la temperatura correcta que nos permita cocer de una sola vez todos los platos. Antiguamente, cuando el horno tenía una mayor demanda por parte de los vecinos, sobre todo para la cocción del pan, el horno comunitario seguía una administración individual y cada persona podía usarlo para su uso personal. En la actualidad, cada familia tiene en su propiedad uno más pequeño que se ajusta a sus necesidades diarias, el horno «central» se usa sólo aquellos días señalados en los que les merece la pena aprovechar su gran capacidad (la superficie es de unos 4 metros cuadrados) y así ahorrar tiempo para otros quehaceres.
Luís, nuestro protagonista, nos cuenta en la grabación la evolución del horno desde aquellos días que tenía una gran efervescencia hasta la actualidad. El documento sonoro comienza con una pequeña introducción sobre los tipos de leña más idóneos para calentar el horno. Mientras que la madera de pino y eucalipto (poco común por estos parajes) arden muy rápido y su brasa es menos densa para llevar el calor a las paredes de piedra, el castaño y el roble (carballo) se ajustan muy bien para este cometido porque son maderas más fuertes.
Después hablamos sobre la temperatura ideal que debe tener el horno para una cocción tan sobreabundante de manjares como es la presente ocasión en la que todos los vecinos van a preparar cabrito. Luis nos marca la diferencia que hay entre la cocción del pan y la de la carne. En este último caso hay que consumir más leña porque el horno debe de estar durante más tiempo trabajando. Como curiosidad, aunque esta acción se la denomina «Roxar o Forno» (enrojecer el horno), el color correcto que debe de tomar su interior es el blanco, y en la medida que aquellas piedras más apartadas de la superficie van tomando este color nos indica visualmente que el horno tiene más o menos temperatura.
Aunque ya hablamos de su administración y el dato no aparece en el documento, nos enteramos que para este día especial, cada familia tenía derecho a un máximo de tres fuentes o bandejas de tamaño doméstico (horno normal) para que así todo el mundo tuviese la oportunidad de preparar sus asados.
El resto de la grabación, mientras se lanzan en el exterior algunos «foguetes» (fuegos de pólvora), transcurre sobre la propia acción del «roxador» que va retirando las brasas que ya se han consumido e introduciendo leña nueva para que así tome más temperatura. Este proceso se hace dos o tres veces hasta conseguir su punto exacto.
Por último hemos dejado unos minutos de paisaje sonoro en el que podemos apreciar el crepitar de las ramas de castaño y roble.
Nota: el cabrito estaba increíble y la comida que empezó después de la misa, sobre las tres de la tarde, se prolongó hasta la cena: una bacanal o si se prefiere un «loop» gastronómico.
Escuchar la grabación: